Quien pierde piensa

No, no es sólo una gran dislexia. Es, además, una posible gran verdad.

Dicen que envejecer es obligatorio, mientras que madurar, una labor opcional. De modo similar, después de un batacazo (el "quien pierde" del título), es posible pensar. Es lo que marca la diferencia entre los hombres más humanos: aprender del error, a través de la reflexión. Qué ha salido mal, por qué motivo, qué podría mejorar, etc.

Así, de una dislexia (quien piensa pierde) dedicada a las grandes películas bélicas para momentos en que uno necesita apagar su cerebro, hemos pasado a una posible lección de prudencia. 
¡Bienaventurados los disléxicos! 

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