(Lo mejor de la foto es que me la envió mi hermana: eso es impagable. Ve la pared, piensa en qué hay escrito, recuerda a su hermano y, ni corta ni perezosa, hace una fotografía y la envía. Mil gracias, Marylou, por tu tiempo y atención y todo...)
Y, entrando en materia, cada cual use su cerebro. A mí se me encienden las neuronas con las pintadas de las paredes. Por ejemplo:
1. Que esas pintadas bien podrían ser un género literario, como decía aquel profesor magnífico que tuve.
2. Que seguimos pintando cosas en la calle: desde Altamira. Necesitamos exteriorizar nuestro interior.
3. Que los buenos deseos (y querencias buenas, también) son muy humanos y recomendables. Querer a alguien es, ni más ni menos, eso: querer su bien: benevolencia. Los sentimientos vienen y van. El querer es estable. Y hay deseos profundos como el querer.
4. Que sin ser libre no se puede ser feliz, y es un gran acierto del literato que pintó la pared no haberlo olvidado.
5. Que hay varios tipos de libertad, una de las cuales no puede robarse jamás. Una cita de Viktor Frankl nos serviría, pero también nuestra experiencia:
"el hombre es el único que puede crear los campos de concentración, pero también puede entrar en ellos rezando un padrenuestro".
Hard stuff, pal.
6. Que el signo que acompaña la pintada —el feminista— es llamativo: la pintada parece estar escrita para las mujeres, cosa que comparto. Complicado lo tienen hoy día.
7. Que el signo —el otro— que se ve al lado de la pintada vuelve a estar de moda: el nazi.
8. Que el tontaina que lo ha dibujado no es muy hábil pintando: no ha sabido pintar una cruz gamada. No le culpo. Aunque me parece mayor error el moral que el técnico.
9. Que la libertad —una de ellas: la moral— es una conquista, no un dato. O, mejor dicho, una conquista que uno entiende como dato cuando la ha alcanzado. O sea: "caray, lo que me ha costado ser yo mismo". O similar.
10. Que la frase pintada no está sola: la circundan pintadas sin aparente sentido. "De las que molestan: garabatos", decía un amigo. Pero no: lo tienen. Son nombres. En clave, sí; pero nombres. Un mono jamás hará eso. (Eso sí: no me pintéis la pared de mi casa, so guarretes vándalos).
Y hasta aquí hemos llegado, que el mundo sigue rodando.
(Y alguien debe de estar pintando otras cosas por ahí)
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