El Mundial de Fútbol (posibles lecciones, III): Andrea Pirlo o la veteranía

Más posibles lecciones. Hoy, gracias a Andrea Pirlo.

1. En cada Mundial de Fútbol aparece un veterano-crack. Con esas dos características. Uno, o varios. Este año es Pirlo. Causa admiración. He leído tweets absolutamente desaforados de personas prudentes y comedidas por lo general. No pienso mentir: mi preferido es Zidane. Y en el mundial de 2006 ocurrió con él lo mismo que está pasando ahora con Pirlo: se va a retirar y va enseñarnos cómo se juega. En cada partido. En cada jugada. Cada vez que toca el balón (tanto el gran calvo entonces como el maestro ahora), la gente suspira o aplaude. O ambas. 
¿Y eso? Pues resulta que hay un pequeño detalle. Y es muy importante. Pirlo debutó en 1995. Lleva casi 20 años jugando. (Y tiene 35). O sea, casi tantos (o tal vez más en algún caso) como la edad de sus contrincantes. Es un hombre de fútbol maduro: ha puesto su cerebro al mando. La experiencia como dato, como don, como punto a favor. Manda él. Juega donde quiere. Apenas falla. Y, como sabio futbolista, usa sus energías cuando debe: ni un sprint en vano. Pero todos los que convenga. 
Si se aplica esto a la vida no deportiva, la alegoría es muy pero que muy rica. El otro día, casualmente, me lo comentaba una supermadre de 7 hijos: "mira, con el tiempo ya una se pone nerviosa con muy poquitas cosas, porque pondera lo importante, y sabe que las cosas se van arreglando con el correr de los días, que las aguas vuelven a su cauce". 
O sea, que la prudencia, como dicen los viejos, es virtud de viejos. Valga totalmente la redundancia.

2. Sólo la agradecería una cosa, para matrícula: que sonría un poco. Le pongo un 9,5. El esfuerzo maduro y la sonrisa: un 10. 

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Buena!