¡Ánimo, sé un hombre!

En una revisión rutinaria de mails que no he leído he encontrado una cita que en su día me envié y que quedó en el olvido. Ahí va tal cual:

"Lectura del primer libro de los Reyes 2, 1-4.10-12 
Estando ya próximo a morir, David hizo estas recomendaciones a su hijo Salomón:
–Yo emprendo el viaje de todos. ¡Animo, sé un hombre! Guarda las consignas del Señor tu Dios, caminando por sus sendas, guardando sus preceptos".

¡Qué impresionante manera de hablar! Entiendo fácilmente que para quien no tenga fe, la segunda parte pueda quedar en un lugar menor. Pero, aun así, quedándonos en las primeras, ¡qué fuerza tienen las imágenes!

En primer lugar, se trata del consejo de un moribundo. Y no uno cualquiera, sino del mismísimo rey David, con la vida ajetreada que tuvo: de pastor guapetón a rey, pasando por matagigantes (Goliat), por adúltero y asesino, y llegando a ser gobernante justo y eficaz después de equivocarse ciento y mil veces... Digamos que puede dársele un valor importante al consejo de ese moribundo tan vivido. 

En segundo lugar, se trata de uno que está a punto de irse, ¡ojo con la metáfora impresionante!, "al viaje de todos". Así: que nos vamos a morir todos. A eso se le llamaba hace unos años, cuando uno estudiaba en un aula, "ineluctabilidad de la muerte": el hecho de que es inevitable y pasará, le gusto a uno o no.
Pero ¡qué modo de hablar de la muerte! Es un viaje: o sea, un recorrido que tiene principio y fin.

Y en tercer lugar, qué buen mensaje como resumen de una vida: "¡Ánimo, sé un hombre!". Ahora no se usa tanto -o quizás no se use nunca ya-, pero antes, cuando a uno le costaba hacer algo, se le decía eso, exactamente: "sé un hombre".
No sé si David se refiere a la masculinidad (ser hombre como ser varón) o al hecho de ser humano, en general: ser hombre. Pero está claro que ser hombre no es sencillo, en ninguno de los dos sentidos.
Podríamos ahora detenernos en el sencillo hecho de que un hombre no es un pato, sino que ha de aprender a ser él mismo. Es el peor de los animales y su rey. Y, cuando se lo propone, el más animal de todos ellos.

No sé si Shakespeare tenía en mente ese texto, aunque es probable que lo hubiera leído. O escuchado  Él, sea como fuera, lo dice a su manera, en Hamlet: 
"¿Quieres vanagloriarte de una hazaña? Pues que te baste con ser un hombre". 

Toma ya.

Comentarios

Rafael ha dicho que…
Estupendo