La gran pedagogía de vuestra conducta...

(Me he decidido por esta foto por ser positivo.)


Escuché la frase del título hace poco. No llega ni a oración: le falta un verbo para eso. Pero está bien así. Que cada cual la acabe.

En negativo sería devastadora: "la gran pedagogía de vuestra conducta, oh impresentables medios de comunicación, padres y profesores y todo el que se mueva, es lo que nos ha hecho llegar aquí".

En positivo, alucinante. Y esencial en educación. Es una gran pérdida no tenerlo en cuenta: lo primer son tus acciones, luego tus palabras. Este hombre recoge un papel cada vez que lo ve: no hace falta que diga que conviene tener la clase limpia. Este padre besa primero a su mujer antes de saludar a sus hijos: no hace falta que diga que su mujer va antes. Este entrenador no dice nunca una mala palabra de nadie: no hace falta que diga que no hay que insultar a los demás.
Pero es que, además, lo harán: lo dirán. Explicarán a sus hijos qué hay que hacer y cómo y por qué. Pero con mucho más crédito.
La conducta no es lo único que educa, pero debería ser lo primero .


Los hombres, y no solamente los niños, nos imitamos. Hasta el límite de llegar a ser gregarios, casi sin darnos cuenta. 
Esto está a la orden del día en nuestro siglo. Decimos: "vamos a ver qué es lo más escuchado". Y dale: a por ello. O también: "¿has visto ya el vídeo viral que han visto tres millones de personas?". Y dale: a por ello.
Por algo pasa, lógicamente. Y no esencialmente malo. Por dos motivos, como mínimo: porque somos imitadores y porque el bien es difusivo.

Resumen posible, volviendo al tema del principio. Si somos imitadores y el bien es difusivo, ¿por qué parece que la juventud está tan perdida? Porque nos faltan modelos. Y no sólo guapetones y chicas hermosas que caminan como si bailaran con ropa que jamás se pondrá nadie.

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