Mix de teología: la segunda era de la imagen, Netflix, Alquézar y la Sagrada Familia


Pues mira, resulta que, sin saberlo, hicimos caso a la imagen y, dejado de lado Netflix- visitamos el museo de Alquézar.  Es un cartel más que simpático (por más que contenga un error en una tilde que cambia bastante el sentido de la frase y le da un toque de humor casi inglés)

Dándole algunas vueltas, resulta que el museo de Alquézar, la colegiata de Alquézar, es un claro ejemplo de cómo las épocas van y vienen. A ver si logro explicarme paso a paso.

Alguno habrá que haya calificado nuestra época como la era de la imagen. No porque no se escriba, sino porque cada vez son más quienes valoran más la imagen que la palabra. Y la imagen en movimiento: cinematografía: el cine, las series. Ahí estaría el bueno de Netflix con todo su ingente material audiovisual. 
Pues bien, resulta que la colegiata de Alquézar tiene un claustro románico de buen nivel, con pinturas espectaculares y columnas totalmente románicas. Es decir, cargadas de imágenes en piedra. Ahí va mi segunda fotografía: la Trinidad Tricéfala, de la primera mitad del s.XII. Unos mil años. Casi nada. 

Es sabido de todos que, en época medieval, la inmensa mayoría de la población no sabía leer ni escribir. Esa situación se alargó en los siglos en algunos países. Dicen algunos expertos, cenizos o no, que todavía hoy persiste esa lacra: en España -aseguran- los chicos no saben ni leer ni escribir. Quizás la cosa vaya a peor, quién sabe. Pero el analfabetismo era un paso anterior. Veamos si la educación avanza y mejoramos poco a poco.

El caso es que, tanto ahora como en el siglo XII, se tiraba de imágenes muy a menudo. Ahora, quizás por diversión, y, sobre todo, por uno de los mismos motivos que entonces: porque parecía más sencillo de comprender. Sin duda que el poder de las imágenes, de las metáforas, es grande. Pero el medio de expresarlas no tiene por qué ser verbal. ¿Cómo explicar la Trinidad a unos campesinos sin estudios? Con imágenes. La catequesis -enseñanza de las verdades de fe- se hacía por vía oral y visual, más que por vía escrita. Se llenaron los capiteles, las paredes y las vidrieras de las iglesias con la historia sagrada, con los ejemplos de gente buena, con la doctrina cristiana. Hoy día, en Barcelona, Gaudí perpetúa esta idea, recuperándola en un grado más avanzado. Antes, la gente entraba en las iglesias. Ahora, ya muchos no. Por eso el genio de la arquitectura, Gaudí, decidió poner la doctrina fuera, a plena vista. La belleza atrae las miradas hacia la doctrina. Así debería ser siempre. 

Y ahí está, para acabar el post, un comentario algo más teológico, ya que estamos. 
Me refiero a la imagen potentísima del capitel de Alquézar. La Trinidad creando al hombre. Con aquel misterioso "hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza", así, en plural: "hagamos". Dios Uno y Trino. Tres personas -representadas por tres cabezas- en un solo cuerpo: una sola naturaleza: Dios. Porque fue todo Dios quien creó y todo Él quien mantiene en el ser. Dios no es un ser solitario, sino Trino. Familiar, se ha llegado a decir. Esa es la máxima diferencia entre la imagen católica de Dios -que aparece a lo largo de la Biblia- y todas las demás. 
Mucho hay escrito sobre esto, pero basta con una imagen para destapar el pote de las esencias y ponerse a explicarlas.



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