Felicidad y amor y dolor: Dostoyevski y San Agustín (increíble y espectacular)

Dostoyevski es el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos.
¿No está mal para empezar, verdad? 
Así de contundente fue el intelectual y escritor austríaco Stefan Zweig. La frase es suya. Yo no me atrevo a corregirle. Diría, eso sí, que Shakespeare también sabe un rato. Y otro personaje, que saldrá más adelante.

Pero estábamos con Dostoyevsksi. 
He visto un tweet con una de sus frases. Me ha gustado y he buscado de dónde sale: Memorias del subsuelo. No he leído el libro aún. Está en mi lista, como todo lo suyo. Ya caerá.
Ahí va la perla: 
Si hay amor puede prescindirse de la felicidad. La vida es buena, inclusive con penas. 
Es lo que tienen los clásicos, que te hacen pensar. Lees cosas suyas y no puedes dejar de preguntarte si, además de tan bien dicho, no es una gran verdad escondida en una maravillosa paradoja.

El caso es que me ha venido a la cabeza otra frase, que había guardado para el momento adecuado. Ahí va, para todos ustedes:
In eo quod amatur, aut non laboratur, aut et labor amatur.
Traducción más o menos literal y poco literaria: 
"En aquello que es amado, o no cuestan las cosas o se aman también las cosas que cuestan". 
Otro doblón de oro, ¿no es cierto?
Esta es de San Agustín y aparece en De bono viduitatis, que se podría traducir por Sobre el bien de la viudedad, pero que se suele citar como La bondad de la viudez, que suena más suave. Tampoco lo he leído. Pero sí lo vi citado en un interesante libro sobre la fidelidad. 

Lo tercero que quería destacar es que, sin saber si Dostoyevki leyó a San Agustín -cosa que no me sorprendería-, los dos dicen lo mismo... y aciertan. Por eso son clásicos, entre otros motivos: porque, como recuerda de modo tan notable Stefan Zweig, son conocedores de las profundidades del espíritu humano, sean del siglo que sean.
Es también destacable lo mal que lo pasaron en sus personales vidas, cosa que parece que les da más derecho a hablar de la relación entre amor y penas y sufrimientos y trabajos.

Y, por encima de esas dos cosas, está lo primero destacable: el significado de lo que señalan. El hecho comprobable y muy paradójico de que, en efecto, el amor está por encima incluso de la felicidad ya que, bien visto, es un fruto de ella: una consecuencia necesaria. 

Traducción libre de la frase de Dostoyevski: quien ama es feliz ("su vida es buena", dice él), aunque lo pase mal a veces ("no sea feliz").



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