Releyendo La Odisea en 2024: Canto VII: el hambre y la prudencia (e imprudencia) de los jóvenes y ancianos

En el Canto VII, Odiseo, guiado por las instrucciones de Nausícaa, llega por fin al palacio del rey Alcínoo en la isla de los feacios. Atenea lo guía y lo protege con una niebla. Odiseo se presenta como suplicante ante la reina Arete y el rey, quienes, conmovidos por su relato de naufragio (sin revelar su identidad), le prometen ayudarlo a regresar a Ítaca.

Daremos alguna vuelta a dos asuntos, el segundo de los cuales tiene especial importancia, aunque parezca banal e irrelevante. Me refiero al papel de la comida en la vida de las personas. 

Hablemos, en primer lugar, de la prudencia de los jóvenes y ancianos. Para eso, usaremos dos fragmentos de este canto. 
Ahí va el primero. Como de pasada, como si querer, al hablar Odiseo al rey sobre la actuación de su hija, Nausícaa, apunta lo siguiente en favor de ella:
La imploré y no le faltó buen juicio, como no era de esperar que demostrase en sus actos una persona joven que se hallara en tal trance, porque los mozos siempre se portan inconsiderablemente
He buscado otra traducción, por ver cómo varía y qué queda igual:
No hubo error en su mente discreta como cabe temer cada vez que se encuentra a algún joven, que en verdad suelen ser insensatos los mozos
Consultado el texto griego, es más exacta la de arriba, porque habla —muy a pesar de los jóvenes— de que "siempre" (y no "suelen ser" a veces) actúan sin sentido, sin reflexión, sin considerar las cosas: de modo insensato o inconsiderado. 
Otro griego ilustre y sabio, Aristóteles, estudió la prudencia largo y tendido. Parece que seguía en parte a Homero... y al sentido común, pero al menos da las razones en la Ética a Nicómaco
"La prudencia sólo se aplica a los hechos particulares, y sólo la experiencia nos la da a conocer; y el joven carece de esta experiencia porque ésta sólo la da el tiempo"
Y un poco más adelante, añade:
"No se puede, hablando con propiedad, ser bueno sin prudencia, y que no se puede ser prudente sin virtud moral".
La mezcla es explosiva: sin tiempo no hay bondad en las personas: se tarda en ser bueno
Conclusión: al joven hay que darle tiempo y, más aún, situaciones en que pueda ser él mismo. La vida misma está llena de esas situaciones... pero vivimos en el tiempo.  
Es oportuno ahora hablar de la sobreprotección que dan ciertos padres y educadores como algo negativo en este sentido. De modo liso: si no dejas que el joven viva, jamás aprenderá, porque es necesaria la experiencia de la vida, más que el tiempo. Sí a la protección y natural seguridad. No a la sobreprotección. La distinción no es evidente, pero pensar en el motivo de fondo puede ayudar. El joven necesita vivir y reflexionar en lo vivido. No es bueno la seguridad al cien por cien: porque no permite la libertad de expansión del chico, tan necesaria para su normal desarrollo. A tu hijo no le pasará nada si no sale nunca de casa. Pero tampoco le pasará nada bueno. Además, le pasarán, sin buscarlas, cosas malas: quedará maniatado y se notará en su autoestima y manera de actuar, que podría tender a ser insegura.

El segundo texto para hablar del primer tema (la prudencia) es muy interesante. 
Odiseo ha sido guiado a palacio por la hija del rey, Alcínoo. Pero no ha sido ella quien la ha llevado, aun haber hablado con él. Este comportamiento le parece al rey descondierado y necio: imprudente. Odiseo le explica el motivo (no quería dar pie a habladurías al ir con su hija en el mismo carro) y le pide que no se enfade. Y ahí es donde entran las palabras de el rey, Alcínoo, sobre la prudencia. De nuevo, deslizadas  en el texto como sin querer:
"No es así el corazón, huésped mío, que tengo en el pecho ni se irrita sin causa, que en todo es mejor la mesura"
Me pareció un texto increíble por lo mucho y bueno que señala en tan pocas palabras, así que busqué otras traducciones, por encontrar matices interesantes:
"No encierra mi pecho corazón de tal índole que se irrite sin motivo, y lo mejor es siempre lo más justo"
En el texto griego original sobresalen dos cosas: que es una expresión que se repite unos canto más adelante, y que la traducción se las trae. Y tiene su aportación en la reflexión más allá de la erudición lingüística: tiene que ver con el sentido, que es lo que más nos interesa aquí.
Dice el texto: ἀμείνω δ᾽ αἴσιμα πάντα (améino d'áisima pánta). 
Eso, literalmente, se traduce por "es mejor (ameino) lo designado por la voluntad de los dioses (áisima) en todas las cosas (panta)". De ahí que sorprende que se traduzca por "es mejor la medida o lo justo en todas las cosas".
Fui a foro de griego. Intersante foro. Y la respuesta —en inglés— estaba clara: y era muy interesante:
Sí, el significado original y literal de αἴσιμος es, como usted dice, "designado por la voluntad de los dioses".  Pero, dado que la voluntad de los dioses es siempre la moderación, es decir, una "medición" cuidadosa (al menos en la antigua cultura griega), este dicho significa casi lo mismo que las famosas advertencias μέτρον ἄριστον (métron áriston) ("la medida adecuada / la moderación es lo mejor") y μηδὲν ἄγαν (medèn ágan) ("nada demasiado").  En Odisea 15,71, por ejemplo, cuando Menelao dice que "todo es mejor con moderación", quiere decir que no debemos excedernos ni siquiera en la hospitalidad.

La teoría del justo medio explicada en un párrafo breve. Mejor aún: en una frase de un rey, en La Odisea: "Mi corazón es prudente y moderado: no se enfada sin motivo": es comedido, porque eso es lo mejor: enfadarse si hay motivo y no, si no lo hay. 
Es interesante detectar los primeros textos en que consta la sabiduría que después tantos filósofos se encargarán de sistematizar y explicar. 


Abordaremos ahora el segundo gran aspecto que buscábamos destacar en el canto VII: la importancia de la comida y la bebida. 
Algunos, guiados tal vez por una visión negativa del cuerpo y lo corporal, atienden poco a su corporalidad y sus sabios signos, que avisan sobre necesidades imperiosas. 
La Odisea es experta en sentido común y humanidad. 
En el canto VII, Odiseo, ya en el palacio y bien duchado y lavado, recibe la orden de explicar su historia. Está abrumado y desolado por su historia, sin duda. Pero también destrozado y muerto de hambre, algo así de prosaico. De ahí sus palabras, que puede parecer que rompen el clímax heroico:

"Pero dejadme cenar, aunque me siento angustiado, que no hay cosa tan importuna como el vientre, que nos obliga a pensar en él aun hallándonos muy afligidos o con el ánimo lleno de pesares como me veo yo ahora, y nos incita siempre a comer y a beber, y en la actualidad me hace echar en el olvido los trabajos que he padecido, mandándome que lo sacie".
Sería cruel rebajar la heroicidad de Odiseo por esa petición. Y un desconocimiento grande de la naturaleza humana: necesitamos comer... para comportarnos como héroes en todo lo demás. Un cadáver no actúa. No somos almas o espíritus puros. Somos espíritus materializados, o cuerpos espirituales: cuerpalmas, como podríamos decir en un neologismo seguramente innecesario. 
No es necesario disculpar a Odiseo, después de tantos días de naufragio, bien puede tener hambre, 
Y mucho menos aplicarle el brillante bofetón que Shakespeare esculpió en Hamlet para quienes piensan que solo somos cuerpo y materia:
"¿Qué es un hombre si el bien y beneficio de su vida sólo es dormir y comer? Una bestia, nada más. Sin duda quien nos hizo con ese raciocionio que ve el antes y el después, no nos dio tan divina facultad para que se enmoheciera en la quietud."
Lo que La Odisea plantea sería, más bien, lo que Dostoievksy dirá siglos más adelante, en Crimen y castigo, por boca de Raskolnikov:
"Un vaso de cerveza, un trozo de galleta, y basta para que al momento se robustezca el ánimo, se aclaren las ideas y arraiguen los propósitos."

La bioquímica ha avanzado mucho, pero ya Homero y Dostoievksy sabían cómo funciona el ser humano. 



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