Se ve perfectamente que es una foto hecha desde el coche. Un hábil copiloto. Y suerte que la hicimos: la pintada tardó solo tres días en ser borrada.
El mensaje está claro, me parece. Por los signos y por la frase.
O quizás no tanto.
No duermas con tu opresor. Y dos signos de mujeres. Así que el hombre es el enemigo, ¿duerme, entonces, con mujeres? Es un mensaje, claro está, para mujeres. ¿Promueve el lesbianismo? O, al menos, el hecho de no dormir —es un decir— con hombres, que son opresores.
No vamos a entrar a ese trapo... del todo. No para permanecer en él, al menos: vamos a superarlo.
Me paré a hacer la foto porque me pareció un grandísimo consejo, entendido en dos sentidos.
Vamos a ver:
En un primer sentido, es cierto: no tiene sentido dormir con alguien que te oprime. Eso es bastante evidente. Una gran verdad. Si tú crees que un hombre te oprime, no te vayas a dormir (o derivados) con él. Si no, es que no lo crees: le das más poder. Personalmente, no suelo usar este vocabulario del campo de la lucha de sexos y clases. Pero entiendo que hay hombres que han abusado de mujeres (y viceversa, mucho menos), y, aun estando casados, han entendido mal qué significa "mi mujer", por olvidar, por ejemplo, que ellos son "su hombre" y no el de muchas otras. Etcétera. Sería una gran verdad. La opresión habría que cortarla antes de unirse a ese hombre. Luego, como se señala con verdad, es difícil: hay mujeres que no han podido salir de casa. Y aún no pueden.
Pero —sin abandonar este sentido— puede que entiendas que el hombre no es necesariamente un opresor in genere: en general, por sí, por naturaleza. Entonces, la frase no tiene ya ese sentido para ti. Pero sí otros.
En otro sentido, más amplio, la cosa es más verdadera todavía. No te vayas a dormir (y aquí ya nos olvidamos del componente sexual-amoroso) con un opresor. No te acuestes, por ejemplo, con el máximo opresor: la mentira y el odio. No te acuestes sin pedir perdón: sin arreglar una rencilla, sin haber dicho lo que tenías que haber dicho. Pedir perdón a tu marido, a tu mujer, a tus hijos: a quien sea que has ofendido. Pedir perdón, cómo no, a Dios. Porque así no hay quien duerma, tampoco. El mejor descanso lo da la conciencia tranquila.
Y, además, a base de entender la expresión en este segundo sentido, puede hasta que se capte que el primer sentido no es necesariamente verdadero, como ya hemos señalado.
A saber:
Que no todo hombre es un macho alfa.
Que no está menos empoderada —palabra ya sobregastada del sobreúso—una "mujer madre de siete hijos" que una "libre de atadura para hacer lo que le salga de la nalga". Lo digo así por no ser procaz, y porque rima.
Que puede una hacer que lo que le salga de las narices sea precisamente cuidar a sus hijos y, además, trabajar. O no trabajar más que cuidando a sus hijos, que no es poca cosa.
Por si no se ha entendido, lo digo claro ahora. Esa expresión de la pintada —que puede ser captada en ciertos sentidos verdaderos— es en uno muy concreto muy equivocada y mentirosa. Es en el sentido que le dieron dos de los primeros mentirosos: Engels y De Beauvoir. Añado dos citas, y lo dejamos:
Frederick Engels une marxismo y el feminismo en El origen de la familia, la propiedad y el estado (1884):
“El primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino”
Simone De Beauvoir, en “Le Deuxième Sexe” (1949), previene de la trampa de la maternidad, que es utilizada de forma egoísta por el varón para privar a su esposa de la independencia. La mujer debe liberarse de las “ataduras de su naturaleza” y de las funciones maternales. Recomienda las relaciones lesbianas, el aborto y el traspaso de la educación de los hijos a la sociedad.
Son exageraciones (errores, por tanto) que han hecho mucho daño. De "puede pasar" a "siempre es así", hay un trecho.
PS. Añado aquí el enlace de Wikipedia de De Beauvoir. Da qué pensar, sobre todo las acusaciones de violaciones y abusos. Tanta liberación para acabar forzando a otros. Contradicción increíble.
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